Las olas turquesas del Caribe rompen en la suave arena del norte colombiano, bañan las piedras de la vieja ciudad amurallada y su brisa se transforma en un colorido paisaje que mantiene viva la arquitectura colonial de Cartagena, aquella que diera forma al realismo mágico del entrañable Gabriel García Márquez. Te contaré por qué este es un viaje que necesitas vivir por ti mismo para contarlo.
Por sus calles adoquinadas transitan carros de estilo colonial a ritmo de salsa y champeta, a través de sus balcones asoman los rostros de un pueblo orgulloso y cálido que comparte abiertamente sus tradiciones, que enfundado en trajes de larga historia ofrece fruta fresca a los peatones y que invita a los viajeros a descubrir por qué el centro de Cartagena está hecho para ser recorrido a pie.
La ciudad cuenta con muchas plazas y parques, pero definitivamente no debes de perder la oportunidad de dar un paseo por Bolívar, plaza que se engrandece con la estatua del célebre libertador sudamericano. Frente a Simón Bolívar y su caballo podrás ver el Museo Histórico de Cartagena, edificio que durante el siglo XVIII fuera sede del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición.
Explora sabores exóticos y pequeños paraísos
La fusión de estilos y culturas va más allá de la arquitectura: en el Museo del Oro Zenú, por ejemplo, encontrarás piezas estéticamente coloniales, pero fabricadas con técnicas que los pueblos amerindios empleaban en la orfebrería y la cerámica. De igual manera, podrás saborear esta mezcla en platillos como el sancocho (sopa de tubérculos con verduras y carne) y el mote de queso (sopa de ñame mezclado con queso duro).
Pero la variedad y el colorido no se restringen únicamente al centro de la ciudad: si éste se encuentra protegido por murallas y fuertes, el resto del puerto cuenta con una linda coraza de aguas caribeñas. Las playas de Cartagena tienen una belleza que se complementa con manglares y lagos por los cuales puedes realizar recorridos en bote que te llevarán a lugares inesperados, ideales para un momento de tranquilidad en pareja, con amigos o a solas.
Imagina pasar tus próximas vacaciones aquí, disfrutar de un delicioso arroz con carne en tabaquito mientras las sonrisas y el baile se hacen presentes en Bocagrande; dejarte llevar por tierra y luego por mar hasta el escondido Orica, pueblo de artesanos y rincones relajantes… las posibilidades son incontables en un destino donde conviven la historia y la magia, un lugar donde solo faltas tú.